domingo, 9 de enero de 2011

ODIO


¿Porque vuelve ese escalofrío que me desvela? ¡Me agita odiosamente y me saca de mis casillas! Tengo que gritar para mis adentros y así, calmar la furia contenida. Me arrodillo frente al espejo, me suplico una y otra vez que deje de torturarme, que haré lo que me pida, pero por favor que sea la última vez que la nostalgia recorra cada puta parte de mi ser.

Me exaspero al pensar cuándo va a ser la próxima vez. ¿Quizá más tarde, o mañana o puede que de aquí dos días? Resulta incomodo estar a la espera de lo que mis sentimientos le den la real gana de aclamar, quiero dominarlos y mandar por encima de cualquier parte que lleve mi nombre. Quiero sentirme poderosa decidiendo que es lo importante y qué no, por qué debo ponerme triste y por qué cosas no, por qué alegrarme y definitivamente, por qué no. Quiero tener las riendas de mis sentimientos, pero se empeñan en desafiarme como caballos desbocados.

Me maldigo por todos esos momentos que no he sabido responder, que la situación me ha dejado sin palabras y no me he inmutado, aguantándome la rabia y las ganas de llorar en público. Me maldigo por aguantar personas, situaciones y palabras que debería haber roto y gritado. Me vuelvo a maldecir, por la infinidad de eternos caminos erróneos que he recorrido obviando los atajos victoriosos que todo el mundo coge. Me maldigo por las veces que he plantado cara cuando ahora sí, no debería haberme involucrado tanto. Me maldigo por intentar hacer las cosas bien hechas a mi parecer, para que al parecer de todo el planeta esté mal, y aun así aguantarlo. Me maldigo por lo imbécil que soy en todos y cada uno de los momentos que no me siento yo.

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