viernes, 9 de noviembre de 2012

Cierra los ojos...abre tu alma



Adoro ese pequeño gesto de cerrar los ojos mientras uno le canta a la vida. En el momento en que los párpados caen, se apaga el mundo exterior y se enciende tu propio mundo interior. Comienzan a fluir los demás sentidos, los pensamientos, los sentimientos y todo lo que acompañan. Para cantar con el corazón se necesita apartar la mirada, quitar la vista y dejar de ver, para así poder mirar dentro de uno mismo. Cantando se puede sacar todo lo malo, pero es imprescindible cerrar los ojos para hacerlo. Cerrar los ojos es el principio para verse a uno mismo por dentro. A partir de ahí vemos lo que nos duele, lo que nos inquieta, lo que nos preocupa y podemos cogerlo y echarlo a patadas hacia afuera, en forma de pequeñas gotas brillantes que nos vacían por dentro y que nos ayudan a resistir con más fuerza los golpes futuros. Cierra los ojos al exterior y ábrelos en tu interior. Ese es el mundo real, ahí donde se encuentra tu alma.



La indecisión llama a mi puerta

- ¡Toc, toc!
- ¿Quién es?
- La indecisión.
- Mmm...Ah, bueno, hola supongo.
- ¿No te alegras de verme?
- ¿Debería?
- Hombre, nos conocemos lo suficiente, ya sabes, todos esos ratos que hemos pasado juntos. Esos ratos en que no ha salido ninguna respuesta de tu boca, respuestas que se han quedado atrapadas en tu lengua muerta. Esos en los que te has quedado parada al borde de un precipicio, sin saber si echar a volar o quedarte dónde tus pies puedan correr libres. Esos momentos en que te he hecho parecer una mujer débil, sin ideas, ni pensamientos, ni ambiciones en la vida que te muevan. Esos momentos en los que las preguntas han quedado vagando por tu cabeza como almas en pena…

- ¡Basta! Sí, ya lo recuerdo. Es por esa razón por lo que no me alegra tu visita. No me alegro de todos esos momentos en los que he quedado como una completa imbécil ante situaciones en las que debería haber gritado, actuado, decidido… o eso creo.
- No tienes porque atormentarte de esa forma. Tu indecisión ayuda a otras personas a coger las riendas, eres como un soplo de aire para los demás, haces que se sientan poderosos.
- Me alegro por ellos… ¿qué importa cómo me sienta yo? Si los demás están bien, ya está. Es suficiente. Aunque ahora entiendo porque siempre soy yo la que va barriendo su angustia a duras penas por las calles, la que aguanta dentro de sí tantas palabras que debe escribirlas para no reventar, la que baja la mirada cuando la vida la mira desafiante. Esa es la que se esconde tras todos los textos que va labrando día a día, que recoge por las noches y que encierra bajo llave nada más despuntar el sol, por vergüenza quizás.



A veces parece que no sé lo que quiero, que nada me importa y que todo me da igual. Pero no es así. La verdad es que lo único que sé seguro que no quiero es que se acabe ese momento, por eso es por lo que todo lo demás me sobra. No me importa el lugar, ni el motivo. Me olvido de mis vicios, de mis placeres, de mi vida, de mi historia, solo dejo que el momento fluya y me dejo llevar. Camino a través de los ritmos que envuelven el momento y a duras penas puedo pensar en banalidades que no lleven tu nombre. Así es cuando me elevo y toco el cielo con la yema de mis dedos, así rozo el aire que congela los momentos tiernos, así tropiezo con una sonrisa delante de tus ojos tristes. Así es como acabo adormeciéndome en tu falda envuelta en un calor de amor y cariño que se respira en esas cuatro paredes que nos esconden de todo aquello de lo que no podemos escapar, el mundo.


...Quizás es más fácil encargar las decisiones a una flor para que se las pueda llevar el viento y la culpa pertenezca al azar. O quizás no...

martes, 30 de octubre de 2012

Un soplo de vida



Así me podría pasar la vida entera…entrelazada con tu cuerpo, respirando el mismo aire que tu, hecho de nosotros. Bailando al ritmo de tu corazón, bañándome con tus besos, robándote las caricias que tus manos me ofrecen. Cuidando cada detalle que se tercie, cocinando a fuego lento un amor sano. Velando cada noche por esa luna llena, tan creciente y a la vez tan menguante, que nos arropa, sintiendo el aroma fresco a naturaleza.
Pero siempre me encuentro buscando calor en brazos muertos que se expanden, y que son imposibles de abrazar.
Es como ese algo que nunca encuentras su fin. No quieres ceder pero te ves involucrada hasta la médula. Sientes que todo va a ir bien y no sabes hasta qué punto lo quieres así, de esa manera. Rompe tus esquemas, tus planes. No te desagrada que sea de esa forma pero, interiormente te hace asustarte, existe el miedo. Miedo que te hace acobardar por no estar suficientemente segura. No es del todo lo que tú habías querido, pero te atrapa de tal manera que se convierte en necesidad.
Imaginas y piensas el devenir que te espera…pero se muestra borroso, excepto algunas ideas bastante enraizadas en tu cabezonería habitual. No me faltan ganas y me sobran razones para lanzarme a un infinito cielo estrellado, pero es tan inmenso…que da miedo…podría perderme.


miércoles, 17 de octubre de 2012

Todo y nada

Como si nada pasara y de nada se tratase me miento. Así estoy bien me intento convencer. Pasan los días, algunos más, algunos menos, pero te pienso. Y no pasa nada. Todo sigue su curso. Nuestros cauces sólo se juntan por casualidad o quizás por azar, muy poca intención. Pero todo sigue. Amanece, y nada. Atardece, y menos que nada. Anochece, y nada de nada.


Sólo cuando chocamos, cuando nos juntamos, cuando la noche nos confunde, cuando el silencio es la única forma de comunicación, cuando el viento nos mece en abrazos y aromas cálidos, cuando las paredes nos esconden del mundo, cuando el sudor se mezcla para formar uno nuevo, cuando el sonido se cuela por los pocos espacios que aún quedan entre nosotros, entonces, es ahí cuando el todo llega. Todo cobra un sentido especial. La nada se evapora sin querer. Ahí fluye. Fluye una vida, dos, quizás tres. Pero se consume, todo se consume. Nada dura para siempre y el todo es demasiado para tan poca vida. 

                           Quizás estábamos a nada de serlo todo...

martes, 16 de octubre de 2012

Cuando se junta el hambre con las ganas de comer

Mi casa, mi coche, mi chaqueta, mis zapatos. Mío, mío, mío. Todo mío. No sé porque darle tanto énfasis en que las cosas son vuestras. De hecho creo que no lo son, las habéis robado, las hemos robado. No hay que dar tanta importancia a las cosas…Decimos mi casa, mi coche, mi “lo que sea”... ¿Por qué? ¿Por qué lo habéis comprado? De acuerdo. Lo habéis comprado con un dinero, que en teoría también es vuestro porque para eso habéis trabajado algunos, para ganarlo. Ese dinero que paga las cosas también es robado. Con ese dinero robado compras cosas robadas; tú pagas a una persona que lo vende, ésta persona compra a otras que lo distribuyen, éstas a su vez compran a otros que lo fabrican, los que lo fabrican compran las materias primas a alguien que las recolecta. Todas esas materias primas están extraídas a conciencia y sin descanso de la tierra, de lo que disponía ya el mundo cuando empezó. Me pregunto, esos primeros hombres que recolectan esas materias primas ¿qué les hace creer que son suyas? ¿Por estar en su territorio? De hecho… ¿es nuestro el territorio?...no…nosotros sólo somos huéspedes,…unos huéspedes con mucha cara. 
Así nos aprovechamos y así es como creemos que todo es nuestro, que todo nos pertenece, que podemos deshacer y hacer a nuestro antojo. Así es como se roban las cosas sin dar nada a cambio y no contentos con esos atracos a mano armada, se destroza todo lo posible para dejar a la naturaleza con una mano delante y otra detrás. Daros cuenta que nada os pertenece. Ese dinero que tan poco os dura en las manos tampoco os pertenece, también es robado. Cada vez que una persona se muestra egoísta me revienta por dentro, no te puedes apropiar de cosas que nunca serán tuyas y más si son conseguidas de esa forma tan ruin. Todos hemos robado y nos está bien empleado vivir así,  porque esta manera de funcionar, este sistema que hemos montado, es la peor cárcel que podríamos construir. 




El dinero con el que compras todas esas cosas hechas por nosotros mismos sin otro fin que nuestro propio beneficio egoista, tampoco te pertenece. Ese dinero antes eran metales, piedras preciosas, árboles, rocas, naturaleza. Hemos puesto también la naturaleza en nuestra contra, convirtiendo sus recursos en billetes o monedas que nos ahogan a final de mes o con el que puedes sentirte el rey. Nos hemos restado libertad y vida nosotros mismos. Nos gusta autodestruirnos y destruir todo lo que tocamos, nos encanta.
¿Qué hacéis vosotros por la naturaleza si no es joderlo todo?...No, no nos hemos ganado todas estas cosas fabricadas que nos rodean... ¡Manos arriba esto es un atraco!




Damos asco



Hemos inventado, creado, pensado mil cosas, porque somos muy "inteligentes". Hemos inventado cosas para destruir cosas que nosotros mismos hemos creado, como también, todo aquello que no hemos creado. Intentamos crear cosas para suplir todo aquello que hemos destruido y que ya no podremos disfrutar. Hemos creado una manera de vivir para no vivir. Hemos colaborado a construir un sistema del que no podemos salir y en el que sólo podemos ayudar a seguir destruyendo. Incluso hemos creado cosas para autodestruirnos así como destruir a otros, semejantes o no. Nos da igual, sea lo que sea. Nos hacemos llamar "sapiens sapiens" porque sabemos que sabemos. Decimos que somos los únicos que hemos desarrollado pensamiento abstracto y razonamiento...pero echando un vistazo rápido al mundo...de verdad, me cuesta mucho trabajo creerlo.