Letras a conciencia que mis puños
relevan, resuelvo cada parte de mi anhelo que me lleva. Que llueva, que corran
libres los ríos de mis ojos. No ilumina este día gris a mi mente de cerrojos.
Trabajan codo a codo tristeza y melancolía. Vuelve a mirar mi cuerpo, vuelve a
ser un cuento, vuelve con cada paso la certeza de estar muerto.
Tiñe las palabras, inocentes o
macabras. Suelta un despojo al viento, encuentra el rincón dónde perdí mi
aliento. Me duele, me brota, me crea infinidad de luces rotas. Oscuro. Vacio. Derrota.
Me honra el tintero, me aplauden
las sílabas pero, me dejo llevar, me veo remar a contracorriente, sin mar. Trepo
por mis sueños, resbalo y caigo al suelo. Empeño. Sedúceme oscura gente de
cielos negros. Atrápame sin mi permiso, hazme un guiño. Secuéstrame, haz caso
omiso, llévame a un mundo sin peligro.
Renuncia al techo que protege, la
infinidad de horas que mece. Que aquí dentro llueve. Sin corazón quizás me
eleve, endeble, caídas de torpezas me rellenen, me envenenen. Tirando del calor
que algún día me sostuvo, gritando al señor que pare el mundo, susurro del
silencio que derrumbo, me hundo. Me enseñas a vivir, me desquicia perder el sueño,
me rehúyes siempre que te hablo de futuros dueños. Locura temprana, salió de
mis desprecios, de oídos necios, de soledad que me arropa en este duro mes de
hielo.
Y me enfrío, siento que le debo todo
esto al que me crió. Que no puedo escapar, pues provoco oscuridad, en mi corazón
un leve frio. Cenizas, despojos, encuentro en cada pozo, no consigo salir y
aunque aquí llueva no me mojo. Me retumba el pecho, se estremece mi garganta,
reclamo tu mirada para que mi corazón lata. Me recoja de los humos, me limpie la
sal del cuerpo, saboree el amor de fieltro y sirva de consuelo. Sincera abro el
miedo, me relamo del sabor hacia una luna sin Romeos. Sin deseos. Sin cristales
que atraviesen lo que mi pequeño amor saboreó.
Escribo en un desierto de almas,
que lloran cuando se sienten hartas. Que explotan cuando no sirve de nada, que
brotan de las ramas que se queman de las ansias. Que falta amor en este mundo
dónde todo se compra, y que piden deseos a cualquier cosa aunque no logran. No
consiguen ser felices porque algo los excluye. Ese sistema que los usa y los
desecha. Que hoy no tengo ganas de levantar mi cabeza, es la fecha.
Se empañan los cristales, lloran
las ventanas, y el frio que me inunda pinta mi sonrisa marchitada. El día se
viste de un lila eterno, de entre los rayos de sol que quedan sin veneno. Lagrimas
celestiales resbalan sin descanso, mientras mi odio y mi alma se apagan, sin
encanto. Echa un canto. Eleva tus mareos, resurge del invierno, deja que caiga
tu capa de luto de entretiempo. Vamos a dejar que pase el tiempo del reloj que llevo dentro. Engranajes
que me clavan sus agujas a traición. Que la razón es para las mentes fuertes
con convicción. Y yo ha hace tiempo que deje ese juego, ese combinado de ojos
verdes que acompaña mis pensamientos. Renace de las muecas tristes que enseña
tu boca, de los alardes tristes que tu alma llora.
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