viernes, 8 de abril de 2011

Un dia de tantos...

Y ya me ves, aquí estoy. Otra vez. Vuelta a las andadas, a comerme la mierda sola, a ir por mi cuenta, a cerrar los ojos cuando he de mirar. ¿Por qué después de tanto tiempo sintiendo esto, sigo encontrándome como si nada hubiera pasado? Resulta casi bochornoso, pero para qué voy a mentir…lo es. Y nunca entenderé como puedo dedicarme en cuerpo y alma a la gente, hay tanta gente…, y después cuando realmente necesito un poco de atención pues unos se tapan los ojos, otros la boca, otros los oídos.

Qué difícil es salir adelante cuando todos se encierran en su cascarón, cuando aún así les has sacado las castañas del fuego con todo tu empeño tantas veces … Pero lo pasado, pasado está y ya nadie se acuerda. Claro. Suficiente para mí ha sido el día de hoy. Porque podría estar haciendo mil cosas productivas o no, pero podría hacerlas, sin embargo no me veo con fuerzas, ellos me las han quitado y ahora no son capaces de prestarme un segundo su brazo para quitarme la pared que se me ha caído encima. Porque al final todo se derrumba, hasta el tocho más sólido, hasta el pilar mejor cimentado. No importa lo que sea, todo acaba cayendo por su propio peso. Y así es como vuelvo a estar. Sola pero con esperanza. Con la esperanza de que suene ese teléfono que tan vivo había llegado a estar unos meses antes. Con la esperanza de sentirme a gusto con quien esté y donde esté. Con la esperanza que es lo último que se pierde, pero ha llegado demasiado tarde. Ya no hay sitio para ella, así que esta noche tendrá que dormir en la intemperie, entre cartones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario